ELIZABETH PEYTON: HACER LAS PACES CON LA FOTOGRAFÍA

“Georgia O’Keeffe (after Stieglitz 1918)”, de Elizabeth Peyton.

“Georgia O’Keeffe (after Stieglitz 1918)” (2006, óleo sobre lienzo, 76.5 x 58.7 cm, Colección David Teiger, promesa de donación al Hirshhorn Museum, Washington, D. C.), de Elizabeth Peyton.

En el año 2004, con el alquiler temporal de un estudio en Manhattan, Elizabeth Peyton comenzó a pintar escenas de la vida y de sus propias fotografías, sin dejar de lado los dibujos de fuentes literarias (libros y revistas); en estas obras los colores son más ligeros, aclarados por la luz natural, y las poses de sus modelos se tornaron menos rígidas y más relajadas. Un claro ejemplo es el cuadro “Anette” (2004, óleo sobre tabla, 35.6 x 27.9 cm, colección privada), en el que la fotógrafa Antoinette Aurell (nació en Tokio, Japón, en el año 1966, pero vive entre Nueva York, Estados Unidos, y Chiang-Mai, Tailandia) posa sentada en una silla, con la actitud informal, natural y relajada que Aurell transmite en sus fotografías de moda y en sus retratos de celebridades. Peyton acostumbra pintar a sus modelos en momentos de pausa, como si estuvieran suspendidos en el tiempo, y esta pintura no es la excepción; el fondo es claro, trazado con pinceladas anchas, en contraste con el piso negro; cerca de la ventana hay una maceta café con una planta, apenas un boceto, que remeda la imagen de la fotógrafa, pintada con una zapatilla deportiva blanca, un pantalón rojo carmín –del miso tono con que Peyton suele dibujar los labios de sus modelos- y una blusa de manga larga color amarillo, con delgadas franjas negras, amarillas y rojas a la altura del pecho y de la cintura.

La artista ha combinado las pinturas dibujadas al natural con las escenas extraídas de fotografías de filmaciones y de fotogramas de películas, como “Jeanne Moreau and François Truffaut (The Bride Wore Black)” (2005, óleo sobre tabla, 12.9 x 22.9 cm, Sender Collection), en la que dibuja, con precisas pinceladas, diluidas en tonos oscuros, al director de la Nueva Ola francesa con su musa, la actriz Jeanne Moreau, quien está abrazada del cuello del cineasta, mientras ambos observan algo que aparece fuera de cuadro, durante el rodaje del filme neo noir, de 1968, La novia vestía de negro; “Picnic (M. A.) after Sofia Coppola’s Marie Antoinette” (2006-7, óleo sobre tabla, 33 x 25.4 cm, Colección David y Susan Gersh, Los Ángeles) es una colorida estampa bucólica, con trazos impresionistas, basada en una escena de la película Marie Antoinette, del año 2006, dirigida por Sofia Coppola; “Madame Bovary (Vincente Minnelli, 1949)” (2007, carbón sobre papel, 34.3 x 27.9 cm), dibujo al carbón del cineasta italoamericano dirigiendo la escena de un beso entre los actores James Mason y Jennifer Jones; y “The Age of Innocence” (2007, óleo sobre tabla, 36.2 x 25.4 cm, Colección privada), pintura captada de un fotograma de la película de Martin Scorsese, en la que el actor Daniel Day Lewis se dispone a besar a la actriz Michelle Pfeiffer, en un Medium 2 Close Up.

Las imágenes fotográficas son una base sobre la que la artista improvisa; la pintora asevera “Las fotografías te permiten distanciarte, te permiten trabajar en soledad”[1]. La fotografía es un instrumento de trabajo y, a diferencia de la generación anterior, Peyton no tiene ningún escrúpulo en utilizarlo; el artista interdisciplinario y crítico estadounidense Ronald Jones (nacido en 1952) comentó, acerca de Peyton y sus contemporáneos: “Hicieron las paces con las fotografías y el resto de los medios antes… y nunca sintieron la ansiedad por la pérdida de lo real que traumatizó a mi generación”[2]. Entre las obras, de los últimos años, basadas en fotografías de los artistas que Peyton admira, destacan “Frida (Frida Kahlo)” (2005, óleo sobre tabla, 22-9 x 17.8 m, Colección Tiqui Atencio, promesa de donación al Tate Modern, Londres, Inglaterra), la cual tiene su origen en la fotografía “Frida en Nueva York”, en blanco y negro, tomada por Julien Levy, en el año de 1938; Peyton pinta una Frida que mira retadora al espectador; el tocado de flores, de la fotografía de Levy, ha sido eliminado, pues el cuadro abarca de la frente a los senos desnudos (Frida Kahlo aparece con el torso descubierto en otras fotografías de Julien Levy), de manera que Frida únicamente lleva puesto un collar y unos pendientes, como si se tratara de una tahitiana salida de un pintura de Paul Gauguin, con un sospechoso parecido a Salma Hayek; en “Frida (Frida Kahlo)” (2007, grabado sobre papel japonés gampi; imagen: 25.4 x 20.32 cm; papel: 36.83 x 30.48 m, Gavin Brown enterprise, Nueva York, ©Elizabeth Peyton), también basado en una fotografía de Julien Levy, del año 1938, se observa el rostro Frida, de tres cuartos, con un peinado de flores, quien parece dispuesta a remedar la pose del intelectual que sostiene su barbilla con la mano; en “Eugène Delacroix, 1842” (2005, óleo sobre tabla, 23.5 x 17.8 cm, Colección Doug Inglish), basado en un daguerrotipo de Eugène Delacroix (6 x 4.3 cm, Musée d’Orsay), de frente, en busto, tomado en la finca de  Frépillon (Val-d’Oise), Francia, en el año de 1842, por el fotógrafo y pintor Léon Riesener, primo de Delacroix; Peyton conserva en su  versión al óleo la mirada altiva del artista, como la de los grandes felinos que pintara el orgulloso Delacroix; “Georgia O’Keeffe (after Stieglitz 1917)” (2006, acuarela sobre papel, 36.2 x 26 cm, Colección James-Keith JK, Brown y Eric G. Diefenbach, Nueva York) es un homenaje tanto a la pintora estadounidense Georgia O’Keeffe, famosa por sus cuadros de paisajes y de flores del desierto, en un estilo abstracto con connotaciones sexuales, como a su esposo, el fotógrafo norteamericano, de origen judío-alemán, Alfred Stieglitz, quien tomó la foto de la que partió la artista para realizar la pintura (la fotografía data del año 1917, cuando Stieglitz conoció a O’Keeffe); si bien Peyton conserva la idea de la imagen como expresión espiritual, se aleja del concepto de “Fotografía pura” y de la búsqueda de la verdad objetiva, pues diluye la pintura de fondo que tenía la fotografía de Stieglitz, aclara la imagen y se concentra en el rostro de Georgia O’Keeffe, a quien le afina los rasgos, dándole un aspecto más romántico; al igual que O’Keeffe, Peyton no desea reflejar en su obra la imagen de la realidad que ofrece la fotografía, sino explorar las emociones, a través de un manejo preciso del color; “Elizabeth and Georgia (Elizabeth Arden y Georgia O’ Keeffe 1936)” (2005, óleo sobre tabla, 25.4 x 20.3 cm, Colección privada) es una de las pinturas narrativas de Peyton; aquí muestra a la exitosa empresaria de cosméticos Elizabeth Arden, posando en un sofá al lado de la pintora Georgia O’Keeffe, quien la mira con desconfianza; arriba se observa de fondo la pintura “Jimson Leed” (su título original era “Miracle Flower”, en óleo sobre lino, y mide 177.8 x 210.8 cm), de Georgia O’Keeffe, un hermoso cuadro de cuatro flores “milagrosas” de una planta tóxica, con efectos alucinógenos, conocida en español como “Burladora”, “Hierba del Diablo” e “Higuera del Infierno”, se entiende por qué la magnate después ordenó colocarla en su gimnasio particular (actualmente, se exhibe en el Museo de Arte de Indianápolis); como afirma Peggy Phelan, el “peculiar interés de Georgia O’Keeffe por el color como un elemento vivo y en movimiento constante imprimió a muchos de sus lienzos una cierta aura de retratos”, este aspecto de la obra de O’Keeffe es lo que más atrae a Peyton; “Georgia O’Keeffe (after Stieglitz 1918)” (2006, óleo sobre lienzo, 76.5 x 58.7 cm, Colección David Teiger) está basado en una fotografía en blanco y negro, tomada por Alfred Stiegltz, en el año de 1918, que Peyton transformó en un retrato a color de Georgia O’Keeffe, que esta vez sí conserva el cuadro de fondo, el cual pinta en tonos azules, y juega con el color café de la blusa y la cabellera, así como el rojo de los labios que le confiere a la O’Keeffe de la pintura de Peyton un aspecto más sensual que la O’Keeffe de la fotografía de Stieglitz; y “Susan Sontag (alter H. C. Bresson’s Susan Sontag, Paris, 1972)” (2006, óleo sobre tabla, 22.9 x 17.8 cm, Colección Tia y David Hoberman, Los Ángeles), este retrato tiene su origen en la fotografía en blanco y negro que Henri Cartier-Bresson le tomó a la escritora estadounidense, en París, Francia, en el año de 1972, cuando el fotógrafo ya había abandonado el fotoperiodismo para dedicarse a su primera pasión: la pintura y el dibujo, aunque siguió fotografiando rostros, pero ya no con la finalidad de fijar el “momento decisivo”, sino para captar la personalidad del retratado; por tanto, la fotografía de Cartier-Bresson resulta un material ideal, por sus cualidades plásticas, para que Peyton realizara el retrato de la escritora; pero a diferencia de la fotografía, Peyton no centra la imagen de Sontang sentada en el sofá, sino que la recorta, ubicándola a la izquierda; la pintora usa colores opacos, azul marino para el pantalón, verde oscuro para la blusa y tonos marrones para la gabardina, el sofá y el fondo, con el propósito de transmitir el estado de ánimo introspectivo de Susan Sontang, y transformar la sonrisa forzada de la fotografía en una expresión sensual que desemboca en los labios color carmesí.

(Escrito por Armando Gerardo Santos Uruñuela)


[1] La pintura hoy, de Tony Godfrey. Phaidon Press Limited. 2010. Pág. 105

[2] Ibid.

Deja un comentario